Después de pasar una noche en Ibarra, partimos hacia el parque arqueológico Cochasquí, un lugar poco conocido tanto para turistas como para los locales. En el lugar hay unas elevaciones de tierra que son en realidad pequeñas construcciones ceremoniales hechas por una cultura preincaica. De las ruinas no hay mucho que ver pero el paisaje hizo que valiera la pena la larga caminata de subida.
Lo mejor de llegar allá fue el refugio que tienen arriba de las ruinas. Un lugar con cabañas recién hechas, camas muy cómodas y gente muy amable manejando el lugar. Por alguna razón aun no tenían autorización de cobrar la estadía (el lugar es propiedad estatal) así que nos dejaron quedar gratis. Esa fue una de las dos sorpresas de la noche. Las otras 2 fueron una excelente fogota para compartir y charlar con los otros viajeros, y una lluvia de estrellas prevista para esa misma noche.
Pensé en quedarme más días pero al día siguiente un par de huéspedes del refugio partían hacia Quito y podían llevarnos, así que aprovechamos la oportunidad y dejamos el lugar.
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