Tuesday, September 24, 2013

Alausí y el tren de La Nariz del Diablo


A Alausí fuimos con la idea de hacer un recorrido de tren conocido como La Nariz del Diablo. Yo no había escuchado nada sobre el tema pero bastó un par de minutos leyendo en internet para convencerme: Un trayecto de tren en medio de los imponentes andes ecuatorianos, con un descenso que resultaba tan difícil que debía hacerse en un zig-zag, cambiando de pendiente y de dirección de avance en cada tramo. Los blogs mencionaban que se podía ir en el techo y que en algún punto los vagones inevitablemente se descarrilaban! Sonaba alucinante.

Para tomar el tren debimos reservar por teléfono un par de días antes, tomar un bus a Riobamba (2 horas) y desde ahí otro bus más (otras 2 horas) hasta Alausí, un pueblo pequeñito vigilado por una gran estatua de algún santo (el escalón más bajo en la jerarquía de la mitología católica), con un par de calles muy bonitas, una de ellas siguiendo el trazado de unos rieles de tren en muy buen estado. 

Estas calles invitaban a recorrer el resto del pueblo, pero resultó que no hay nada más por ver. El resto de Alausí no es bonito y lo único para hacer en la noche es en realidad ir a dormir para tomar el tren al día siguiente. 

El tren resultó ser completamente nuevo y nos enteramos que la vía férrea había sido renovada también por completo, como parte de un proyecto del presidente Correa para recuperar las vías de tren del país. Nada de sillas en el techo (había el rumor de que un turista japonés había literalmente perdido la cabeza hace unos años) ni descarrilamientos programados. El descenso en zig-zag pareció mucho más corto de lo previsto, y en general todo el recorrido fue cómodo, seguro y, por la misma razón, decepcionante. 

El lugar al que se llega después del descenso es un buen sitio para tomar una foto de la montaña que da el nombre al trayecto. El nombre proviene de que la cima parece tener la forma de un rostro humano (mucha imaginación se requiere aquí) y del hecho de que la obra resultó tan difícil y con tantas víctimas que se dice que se requirió un pacto con el diablo para terminarla: Según los registros alrededor de 2.500 esclavos jamaiquinos murieron durante su construcción.

(Asumo que en el pasado no había obras mal planeadas sino "malditas").


Este valle debió haber sido un sitio hermoso en el pasado, cuando los cóndores poblaban esta montaña (su nombre original era Cóndor Puñuna, o “donde el cóndor duerme”) mucho antes de huyeran de las explosiones de dinamita que anunciaban la llegada de la civilización. 







No comments:

Post a Comment