Wednesday, August 21, 2013

Ecuador: La frontera, Rumichaca


La frontera a Ecuador en el puente internacional de Rumichaca resultó ser una frontera abierta. Hay oficinas fronterizas a ambos lados del puente (una en el lado colombiano para sellar la salida y otra en el lado ecuatoriano para sellar la entrada) pero en realidad cualquiera puede cruzar libremente el puente sin hacer este trámite y no hay policía en el puente inspeccionando los pasaportes de quienes cruzan. Sospeché que los que comercian a un lado y otro de la frontera cruzan a diario sin registrar su paso.

Era un domingo y las casas de cambio andaban cerradas, así que antes de cruzar el puente compré unos cuantos dólares a alguien que vendía en la calle. No me atreví a comprar más porque no me daba mucha confianza el vendedor y aparte mi experiencia manejando dólares no es mucha. Sentía que podía terminar comprando billetes de "Tío Rico" (la versión colombiana del juego Monopoly que muchos jugamos de niños en mi país). 

Al registrar el ingreso tuvimos que hacer la fila 2 veces: Nos hacía falta llenar un formato con nuestros datos. Aparte de esto el registro de ingreso se hizo sin problemas y nunca me pidieron la impresión del "pasado judicial" que llevaba en mi bolsillo. Caí en cuenta que era la primera vez que cruzaba una frontera internacional terrestre. La sensación es un poco distinta: Un poco menos rutinaria pero igual sigue despertando algo de ansiedad. El número creciente de sellos en mi pasaporte me hace sentir con más confianza cada vez que paso por uns oficina de inmigración. 

Un soldado ecuatoriano me indicó donde podía comprar dólares. Era la primera de muchas veces en que me iba a sorprender lo amables que son los ecuatorianos y cómo dedican un buen tiempo para explicar sin afán y con detalles cómo puedes llegar a algún lugar. Como lo temía, al otro lado de la frontera el dolar era un poco más costoso, pero en compensación era un sitio más seguro y la niña que los vendía revisó que los dólares que había comprado antes no fueran falsos y de paso me explicó cómo identificar los billetes verdaderos. 

Una vez aprovisionados de dinero y agua buscamos los buses. El hambre apremiaba y tomamos rápido un bus a Tulcán para buscar almuerzo allí. 

El Santuario de las Lajas (Ipiales, Colombia)


La última población colombiana antes de la frontera es Ipiales, un pueblo gris de calles empinadas cuya única atracción parece ser una iglesia en las afueras. 

Desde aquí tengo compañero de viaje para rodar unos kilómetros: Daniel, un venezolano que viene desde Bogotá y viaja hasta Bolivia y que quiere echar un vistazo al famoso Santuario de las Lajas. 

Al lugar se llega en 5 minutos en un taxi compartido y después caminando como 1 km por un camino con escaleras, flanqueado por tiendas de souvenirs religiosos, al final del cual se nos revela una iglesia bastante gótica, ubicada en el cañón de un río, que se ve imponente al acercarse a los cimientos, y que registra muy bien en las fotos.  

Advierto que así no entren a la iglesia serán asechados por la voz del cura haciendo la misa y cantando como loco a través de potentes altavoces que llenan de ruido todo el cañón. Le comento a mi compañero que los curas son un poco rockstars y no escatiman watts de sonido, pero después de ver el pequeño museo que tienen en el sótano, en el que hay poco o nada por ver y al que -por supuesto- cobran la entrada, recuerdo que son ante todo buenos negociantes. 

Para la muestra un Santuario. 


Friday, August 16, 2013

Laguna de Cocha (Nariño, Colombia)

La laguna de Cocha en Nariño, Colombia  fue el primer sitio interesante en el camino. Es el segundo lago más grande del país y cada 12 años las aguas se desbordan inundando las tierras aledañas. Las viviendas en la orilla son unos hermosos chalets construidos sobre bases de madera a cierta altura del suelo -como palafitos- con el fin de que sobresalgan del agua en las temporadas de inundación. Este año la altura del agua ha sido mayor de lo normal y se ven algunos chalets inundados y abandonados, pero la mayoría aun sobresale y sus techos y fachadas llenos de colores se reflejan sobre el agua invitando a ser fotografiados. 

Por solo 6.000 pesos (3 dólares) conseguí un almuerzo con trucha frita (creo que la mejor trucha que he probado en muchos años) y por 25.000 pesos (13 dolares) se puede ir en lancha a la isla central en donde hay un pequeño parque natural con un sendero ecológico que se puede recorrer en 10 minutos. El camino del sendero está en muy mal estado por las lluvias y la falta de mantenimiento pero para mí, que no estaba familiarizado con la vegetación de la zona, resultó interesante. 

Cocha está a unos 30 minutos de Pasto y creo que es un must-see para quien vaya al departamento de Nariño. En el pobladode Cocha hay hospedajes que no tuve ocasión de probar, pero en retrospectiva creo que eran mejor opción que la de pasar la noche en Pasto. Espero probarlos la próxima vez. 

De Pasto parto hacia Ipiales, donde me encontraré con un compañero de viaje para cruzar la frontera. 

Saturday, August 10, 2013

Comienza el diario de viaje


La fotografía de un avión no parece la forma correcta para comenzar el diario de un viaje que será llevado a cabo principalmente por tierra, pero es en este aeropuerto de la ciudad de Pasto, Colombia, en donde finalmente me animo a comenzar a escribir. Llevo un buen tiempo viajando este año pero sólo hasta ahora parece importante comenzar a escribir sobre cada lugar....Quizás después escriba un poco sobre los lugares que recorrí antes (especialmente sobre México). 

El viaje siempre pareció un proyecto improbable, sin importar lo definitivos que fueron los pasos previos (renunciar a mi trabajo, vender todas mis cosas, entregar el apartamento, etc.), y es sólo cuando el avion despega que sobreviene la fuerte sensación de que es algo real, que es posible partir, cambiar, dejar todo atrás y mirar hacia el horizonte sabiendo que lo mejor está por venir.

Cuando hablo sobre el viaje siempre me preguntan el destino final y me siento tentado a responderles citando el "life is a journey, not a destination" (con todo y la melodía de Aerosmith). Pero sólo puedo decir que viajo hacia el sur, rumbo a Ecuador. Más adelante llegará el momento de decidir si sigo viajando, y el sur parece llamarme con todos los destinos usuales y a través de las historias de otros viajeros.

Espero escribir aquí con alguna regularidad, pensando en los amigos que dejo atrás, quienes pudieran querer saber sobre mi viaje, y en quienes no conozca pero quieran comenzar como yo un viaje hacia el sur.